La magia del bosque tropical
Costa Rica es un país que por su variedad de climas, por lo diverso de su topografía y por ser un corredor entre dos grandes masas continentales ha «coleccionado» una enorme variedad de especies de flora y de fauna con el pasar de los siglos.
Ranas de Costa Rica
Las pequeñas y vistosas ranas de Costa Rica son uno de los principales atractivos para los fotógrafos de naturaleza que se aventuran en los húmedos bosques tropicales. El mayor reto a la hora de fotografiarlas es lidiar con las conciciones de luz escasa y en muchos casos la dificultad para encontrarlas teniendo en cuenta su increíble capacidad de camuflaje. Costa Rica hace gala de su enorme biodiversidad albergando 193 especies de ranas y sapos agrupados en 14 familias.
El mono araña de manos negras
Estos esquivos primates habitan los densos bosques tropicales de Centro América se encuentran en peligro de extición. Viven en grupos de entre 6 y 40 miembros disgregándose en grupos más pequeños durante la noche en busca de comida. Se alimenta principalmente de pulpa de fruta y requiere de grandes espacios para subsistir por lo que la deforestación y reducción de hábitats son sus principales amenazas.
El mono aullador
Nada hay más impactante para un foráneo que escuchar los estremecedores aullidos que estos monos producen al amanecer. Este primate es el mamífero capaz de producir el sonido más potente de la naturaleza, con el fin de atraer a las hembras y ahuyentar a sus enemigos. Vive en grupos de 6 a 15 animales, con uno a tres machos adultos y varias hembras, alimentándose principalmente de hojas, frutas, flores y nueces. A menudo convive con el mono araña en una simbiosis – el mono araña remueve las ramas para proveerle de alimento y este a cambio le defiende de otras especies peligrosas como el mono capuchino o cara blanca-.
Mono ardilla
Este bonito tití es de hábitos diurnos y vive en tropillas de 25 a 120 individuos alimentándose de frutas e insectos. Es responsable de muchos de los ruidos que oímos en el bosque habiéndose identificado más de 25 llamadas para comunicarse.
El mono capuchino
Es el mono más inteligente y agresivo de cuantos habitan en Costa Rica. Es capaz de desarrollar estrategias de caza para atrapar a su presas. Vive en tropillas de unos 25 individuos y se alimenta principalmente de hojas , frutos, insectos, reptiles e incluso es capaz de atacar a otros monos como el ardilla o el araña.
Mariposas de Costa Rica
En los densos bosques tropicales de Costa Rica habitan más de 12000 especies de mariposas nocturnas y 1500 diurnas. A pesar de sus maravillosos colores y simetrías su función en la naturaleza es principalmente ser alimento para otras especies.
Perezosos
El perezoso es sin duda el animal más icónico de Costa Rica. Este curioso animal con fama de ser el más dormilón no es vago sino lento. Duerme unas 10 horas al día (un mono aullador duerme 16), pero su alimentación basada en hojas y vegetales le hace tener lentísimas digestiones, que le hacen dormitar y moverse lentamente entre las ramas.
Saurios en ríos y playas
En los manglares de Costa Rica abundan los caimanes y los lugares cómo el Río Tárcoles son un auténtico santuario para los enormes cocodrilos americanos.
La nutria neotropical
Este mustélido es común en los canales de Tortuguero donde se alimenta principalmente de peces, moluscos y crustáceos.
Aves en un paraíso tropical
Existen casi mil especies de aves que pueden avistarse en los bosques tropicales de Costa Rica. En los hábitats húmedos y manglares son frecuentes garzas tigre y azuladas, aningas americanas, avetoros, martín pescador y el jabirú. Los árboles de ribera son el reino de tucanes pico iris, aracaris, lapas verdes y rojas. En los densos bosques húmedos se esconcen tesoros como el momoto azul, el quetzal, chotacabaras, el pájaro estaca, y el campanero rojo, mientras los cielos son dominados por águilas copetonas, zopilotes y halcones. Los maravillosos colibríes merecerían un capítulo aparte.
La exuberancia del bosque húmedo tropical
La enorme biodiversidad de los bosques húmedos tropicales se manifiesta de forma especial en las asombrosas flores y majestuosos árboles que compiten por captar la escasa luz que consigue filtrarse en el espesor de la cubierta vegetal.